Mi hermano Ken, quien ha estado apoyándome, solicitó una reunión con los ancianos hace unos días. Nos dirigimos hacia allá y durante el camino no ha dicho nada, él es muy ecuánime y reservado, no hará ningún tipo de comentario o pregunta innecesarios. Es el heredero al liderazgo de la familia principal y siempre se ha comportado como tal.
Llegamos a la puerta principal y caminamos hacia adentro del edificio, no había venido de este lado desde que estuve en mi periodo de internamiento, es algo nostálgico. Una vez en el salón, una voz nos da la bienvenida y mi hermano comienza la reunión.
- Buen día ancianos, hemos venido a consultar sobre un tema sin precedentes en nuestra familia. Necesitamos que nos guíen con su sabiduría y nos ayuden a encontrar la mejor solución.
- Buen día jóvenes, es muy agradable tener visitas -dice amablemente mientras sonríe-. Por favor tomen asiento, estamos aquí para escucharlos.
El salón donde estamos es grande, mi hermano y yo estamos en el medio y ellos están sentados al frente de nosotros en una mesa con forma de media luna. Dado que vivimos más tiempo que los humanos comunes, nuestra familia es la más antigua del país y el lugar en el que vivimos está separado del resto, además es muy grande. Es normal ver edificios muy antiguos y hermosos como este. Todo se conserva en perfecto estado. Las paredes y techos del salón están cuidadosamente pintados y decorados, también los muros de piedra han sido cuidados con el mayor esmero.
Mientras que mi hermano les explica la situación, ellos escuchan atentamente. Algunos toman notas, otros solo observan. Pero todos sin duda, están buscando soluciones mientras prestan atención. Esos son los ancianos, son seres antiguos de la familia. Nuestros maestros y guías los cuales tienen la habilidad de entender todos los demás poderes y por lo tanto siempre buscan la opción que sea de mayor beneficio para todas las partes, ya que son quienes mejor nos entienden.
No hay miradas de juicio en sus caras, solo se observan semblantes llenos de paciencia y comprensión. No intentarán oponerse de manera apresurada, ellos buscarán lo que sea mejor para todos los miembros de nuestra familia. Su palabra es absoluta y si ellos llegaran a concluir que algo no es posible y prohibirlo, nadie lo cuestionaría. Solo el líder de la familia principal podría cuestionarlos, pero su sabiduría es tan respetada y sus decisiones tan justas, que nunca se vio un caso donde eso fuera necesario. Ni nuestro padre, ni ningún otro líder anterior ha tenido que intervenir antes.
Una vez que mi hermano ha terminado de explicar la situación, ellos cruzan miradas por un momento y uno de ellos se dirige a mí:
- Bueno, supongo que no estaremos interfiriendo si esta persona explícitamente te solicitó, no podemos interferir con el destino de nadie, pero si el destino de los dos está conectado, entonces estará bien.
Otro de los ancianos me mira con preocupación y añade:
- Aunque tengas nuestro consentimiento para acercarte en el mundo físico, las restricciones de tu poder no pueden ser cambiadas. Como ya sabes, ella puede estar en cualquier parte del mundo y todos los diferentes poderes que hay en nuestra familia, tienen restricciones para que no podamos interferir en la vida de las personas más de lo necesario.
- Si maestro, agradezco mucho su ayuda.
Otro de los ancianos, acompasadamente interviene también:
- Lo que debes pensar seriamente muchacho, es que, para proteger a nuestra familia y el secreto de nuestras habilidades, una vez que tomes la decisión de irte, deberás renunciar a tu poder. Una vez que pierdas tus poderes, iras olvidando todo lo relacionado a nuestra familia por lo que no serás capaz de regresar. También, sin tus poderes, tu cuerpo se convertirá en el de un humano común, de esta forma podrás tener una vida normal junto a los otros humanos y también, en su momento, podrás morir al mismo tiempo que ellos.
- No necesitas tomar una decisión apresurada, puedes tomarte el tiempo para pensarlo y hacérnoslo saber cuándo estés listo. Irte o quedarte es tu decisión, haz lo que haga feliz a tu alma.
Tras esas últimas palabras, los ancianos de despiden amablemente y desaparecen en el largo pasillo. Mi hermano aún sigue sin decir nada, solo camina a mi lado mientras vamos de regreso. De pronto rompe el silencio:
- Loic, ¿tu acaso ya la has llamado al mundo de los sueños?
- Si hermano, la he llamado dos veces.
- ¿Cuándo fue la última vez?
- Pronto serán tres años.
- Y ¿cómo resultó?
- Bueno… no muy bien, la última vez la retuve más tiempo del que debí, su cuerpo seguramente quedó muy lastimado. Tampoco sirve de nada hacerle preguntas puesto que no lo recordare una vez que esté afuera. Yo… no sé qué debo hacer…
- Tienes solo una oportunidad más para verla, incluso si te vas de aquí, sabes que las posibilidades de encontrarla son muy bajas.
- Lo sé, creo que buscarla sin siquiera una pista no tendría ningún sentido, pero tampoco puedo solo rendirme…
- Estuve investigando, también consulté todos los libros en la biblioteca principal… no hay mucha esperanza Loic, lo siento hermano.
- Esta bien, te agradezco por haberme ayudado tanto hasta ahora. Yo pensaré por mí mismo de ahora en adelante lo que debo hacer.
- Bien, anímate un poco. Te veo más tarde en la cena.
Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que la vi, que hay incluso una posibilidad de que ya no me recuerde. No hay mucho que pueda hacer, es como buscar una aguja en un pajar. Si me voy debo renunciar a todo, incluso no podré volver ya que mi memoria borrara los recuerdos de este lugar. ¿Valdrá la pena si al final no logro encontrarla? Es un riesgo muy alto.
Por más que lo pienso no tiene sentido irme de aquí, quiero salir a buscarla, pero encontrarla es imposible. Solo tengo una oportunidad más para verla y después de eso todo habrá acabado. Usaré esta última llamada para ver como está y decirle que no puedo verla más.
Sé que estoy siendo egoísta, pero necesito hacerlo ¿Y que si ella me está esperando? No puedo hacer que siga esperando por mí, debo decirle que no puedo volver, que esta vez le he fallado y que en esta vida no podrá ser…
- Despierta
Le digo mientras acaricio su cara. Ella esta dormida, acostada en ese sofá que puse ahí para ella. Sus ojos se abren lentamente, veo que esta algo confundida. La miro y le sonrío, pero no puedo evitar la punzada en el pecho que me recuerda que es la última vez que seré capaz de estar con ella.
Me abraza fuerte y me siento feliz el saber que aún estaba esperando por mí, aunque sé que es egoísta pensar así. Debo aclarar las cosas para que no lo haga de ahora en adelante…
- ¡Eres tú! Estoy tan feliz, te extrañé tanto. Si que te tomaste tu tiempo esta vez.
- Sí, lo siento. En realidad, no debí volverte a llamar, pero también te extrañaba mucho. ¿Cómo está tu cuerpo?
- Está bien ahora.
- ¿Estuviste muy mal la última vez?
- No mucho.
- No te creo.
- Está bien, puedo soportarlo con tal de venir.
Ah, esto me da otra punzada en el pecho. No poder hacer nada para encontrarla, saber que lo único que podré hacer es rendirme. Hace que me sienta tan inútil…
Ella toma mi cara y se acerca.
- El color de tus ojos es muy hermoso.
- Eres muy amable, gracias.
- Es la primera vez que logro distinguirlo.
- Eso es porque esta vez está más claro, mira hacia allá.
- ¡La luna! Es preciosa, ¿lo hiciste tú?
- Yo controlo todo lo que hay en este lugar. La última vez dijiste que te gustaba la luna, así que la puse ahí para ti.
- Después de todo este tiempo, lo recordaste. Gracias.
Ah… ella sonríe y hace que todo sea más difícil para mí, tener que decirle que no pude hacer nada, después de verla poner esa expresión… de verdad…
- Tengo algo que decirte.
No puedo siquiera verla a los ojos mientras lo digo, no soy capaz de ver su cara de decepción, no puedo ver su reacción mientras le digo que no fui capaz de hacer nada…
- Esta es la última vez que puedes venir aquí. Después de hoy no te llamaré más, estoy tomando un riesgo muy alto en llamarte hoy pero no quería solo dejarlo así, sin embargo, tu cuerpo no soportará una cuarta vez, así que ya no será posible vernos. Lamento mucho que tenga que ser así, yo intente todo durante estos tres años, pero no hubo nada que funcionara... no pude hacer nada. Lo siento mucho…
- Ya veo. No te disculpes. Si esta es la última vez que puedo estar aquí contigo, entonces solo deberíamos llevarnos hermosos recuerdos ¿no crees?
- Si, tienes razón.
Su reacción tan comprensiva solo hace que me sienta peor conmigo mismo. Todas estas emociones dentro de mí, no puedo contenerlas más. La tomo en mis brazos, la beso, acaricio su cuerpo. Aprieto sus muslos con mis manos, muerdo su cuello, sus pechos, su abdomen. Sigo bajando, explorando cada parte de su cuerpo, no me quiero perder de nada. Mis manos también recorren todos los lugares que alcanzan, no hay lugar que no haya acariciado o besado, necesito entrar en ella o me volveré loco. Hay tanta pasión en medio de los dos, es muy intenso…
No puedo apartar la vista, su suave cabello largo esta enredado en mi brazo. Miro sus labios, están enrojecidos y un tanto hinchados de tanto besarlos, su rostro soñoliento es muy bello, aunque puedo notar algo de tristeza en sus ojos.
- Eres tan linda, quisiera poder mirarte por mucho tiempo más. Hay tantas cosas sobre ti que me habría gustado preguntar, pero… ha llegado el momento, debes irte.
- Sí.
Debo seguir pretendiendo ser fuerte, ¿qué pasaría si yo también me quebrara delante de ella?
Alguno de los dos debe tomar la responsabilidad de esta decisión, no es posible vernos más y no hay nada que podamos hacer.
La abrazo y estoy listo para dejarla ir, la estoy enviando de vuelta. A esa persona con quien debería pasar el resto de mi vida, la estoy enviando de vuelta a su mundo donde no podré encontrarla. Entonces, segundos antes de haberse ido, ella toma mi mano.
- Sostén esto fuerte y llévalo al otro lado. Te esperaré.
Ella desaparece por completo mientras yo tengo algo en mis manos, ¿Qué podría haber traído hasta aquí? O más importante, ¿Cómo lo trajo?
Abro mi mano y veo que tengo un papel, un pequeño trozo de papel donde pone su nombre -Anna-, sonrío al poder llamarla por su nombre.
Más abajo está su dirección, aunque no puedo ver bien lo que dice, acerco más el papel y noto como las letras que ella escribió se están desvaneciendo. Su nombre desaparece y solo quedan algunas letras, me apresuro a salir de ese lugar para ir al mundo real.
Cuando estoy de vuelta, su nombre ya no está, pero inesperadamente, aun lo puedo recordar: ¡Anna! lo tengo bien grabado en mi mente. Lo que se ha vuelto ilegible sigue de esa forma, pero ya no se desvanece, parece que una vez que salí, se detuvo.
Aun así, es extraño que pueda recordar su nombre a pesar de que se haya borrado del papel y más sorprendente aún es que ella fue capaz de llevar un objeto al mundo de los sueños. Debo encontrar a mi hermano,
¡Necesito hablar con los ancianos!
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