Pero ella estaba sola, llevaba a cabo su propia lucha interna. Nadie lo sabía, nadie notaba cuan duro estaba luchando en su interior. Tantas contradicciones que había en su cabeza. ¿Estaba realmente sola si se tenia a ella misma? Algunas veces lo entendía y estaba bien con eso, otras tantas, solo miraba a su alrededor para rápidamente darse cuenta de que no había nadie.
Si algo le pasara en su casa ¿cuánto tiempo tendría que pasar para que alguien lo notara? Si desapareciera hoy, ¿alguien se daría cuenta? ¿Sería su casero al no haber recibido el pago de este mes? ¿Sería alguien de su trabajo por algo que no estuvo listo a tiempo? Pero si no fuera por estas cosas, ¿habría realmente alguien para notarlo?
Ella quería ser feliz, era todo lo que podía pedir, pero no sabía cómo conseguirlo. Estaba aprendiendo, pero continuaba derrumbándose una y otra vez.
- Debes aprender a estar sola- le dijeron, - Hasta el día que no necesites de nadie, hasta ese día tu vida no cambiará, debes aprender a estar sola y tener paciencia mientras llega. Debes aprenderlo o la lección continuara repitiéndose.
– ¡Lo entiendo! - dijo ella, pero seguía vacía por dentro, su soledad seguía ahí.
Ya sabía lo que debía hacer, pero ¿quién había escrito ese camino tan cruel? Por qué no podía ser un poco más fácil al menos por una vez…
Ella esperaba alguien en quien poder apoyarse, pero no lo encontraría hasta el momento en que dejara de desearlo.
- ¿Cómo se deja de querer algo que se ha deseado por tanto tiempo? ¿Cómo dejar de desear algo solo porque sabes que así lo consigues? Es contradictorio. Lo dejas de desear porque lo deseas... Nunca va a funcionar.
Al final ella se preguntaba si su destino era estar sola. No le gustaba mucho la gente de todos modos. Era retraída y le gustaba el silencio, pero había momentos donde anhelaba poder voltearse a un lado y comentar sobre algo gracioso y poder reírse con alguien sobre eso, pero no había nadie. Nadie realmente la entendía. Ella había aprendido a cerrar su corazón. Cada vez que lo abrió con alguien, ese alguien la lastimó y volvió a estar sola una vez más.
¿Habría algo en su vida que funcionara? Ella pensaba que ya lo había intentado tanto, que ya no había mucho más que pudiera hacer. Tal vez su destino cruel solo le había mostrado la felicidad pasajera para que pudiera comparar y ver que tan miserable era su vida.
- ¿Hablar sobre felicidad? - dijo ella, - Pero como hablar sobre algo que no se conoce? - replicó.
La soledad era todo lo que conocía, gente a su alrededor que le había hecho creer que cuidaba de ella cuando solo se estaban preocupando por sí mismos.
¿Confiar? Ella no sabia hacer eso. ¿Confiar en quién? A su alrededor no había nada más que su soledad. Eso era lo único que siempre había permanecido a su lado, incluso cuando hubo alguien, siempre estuvo sola.
¿Era esa su única respuesta? Ella ya lo sabia desde un tiempo atrás, esa pregunta ya había sido contestada. Esa temible respuesta…
¿Pero por qué? Por que tenia que ser su camino tan solitario. Una persona sería suficiente, solo una. Pero seguía sin haber nadie. Con el paso del tiempo esas personas que llegaron y se fueron dejaron huellas y heridas, pero no importaba que; nadie perduraba.
Su camino era estar sola, completamente sola, ya lo había entendido, ya lo sabía. Incluso había dejado de odiarlo, lo estaba comenzando a disfrutar, pero aún llegaban esas noches donde deseaba desahogar sus penas con alguien y solo estaba el silencio. Incluso si lo decía en voz alta, nadie respondería, nadie la abrazaría y le diría que todo iba a estar bien.
Se tenia a ella misma y se había convertido en una persona más fuerte y valiente, pero debía seguir luchando contra esos demonios que había enterrado un tiempo atrás y que estaban siempre acechando, a la espera de esas noches donde su armadura se volvía una carga muy pesada de llevar y debía ponerla a un lado. Esos días ella se convertía en alguien vulnerable una vez más, provocando que emergiera, entre otros, ese deseo estúpido de esperar por ese alguien que la llegaría a rescatar.
Pero ya lo había aprendido. La única heroína en su historia era ella misma. No había nadie a quien esperar, no llegaría, aunque esperara su vida entera.
– ¡Que ya lo entendí! - gritó con furia mientras se humedecían sus ojos. Si, ella lo tenía muy claro, pero incluso los mejores héroes de la historia han sentido miedo y los ha embargado la duda alguna vez, cómo podría alguien juzgarla por sus momentos de debilidad, cuando había vivido su vida peleando tan fuerte.
Sus demonios de nuevo se calmarán cuando ella recoja su armadura del suelo y se la coloque como antes. Para entonces su peso será más ligero y su carga más llevadera.
Ella es la heroína de esta historia, ella que hace más de lo que ella misma es consciente. Ella que tuvo que aprender a base de golpes que su camino es con ella misma, esa es la persona de quien siento más orgullo. Y sé que volverá a caer pronto, pero se volverá a levantar, así como siempre lo hace.
A ella es a quien quiero apoyar y proteger siempre, a ella que se olvida que yo estoy aquí, ella que es a quien más amo, a ella que soy yo.
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